¿Qué pasaría si supiéramos cuántos días de vida le quedan a los demás pero no pudiéramos decir nada?

Tu día empieza como cualquier otro; te levantas temprano, te arreglas para ir al trabajo y mientras sales de tu casa ves a tu vecina sacar la basura. Sobre su cabeza ves un 893, eso representa los días que le quedan de vida. No puedes decirle nada acerca de ello, esas son las reglas. Es por eso que te limitas a saludarla y a decirle que tenga un lindo día; ella te ve y sabe cuántos días te quedan a ti, te dice que vayas con cuidado, con cuidado... 

Durante el camino al trabajo, ves a muchas personas y sus números flotando sobre su cabeza, hay personas que tienen números muy grandes, ves a un hombre con 992, a una mujer con 1092, a una niña con 29485... Sabes que las personas que pasan a tu lado pueden ver tus números... pero nadie puede decirte nada, esas son las reglas. Una vez una mujer trató de preguntarle al doctor cuántos días le quedaban a su pequeña hija enferma de cáncer (tu familia no puede ver cuántos días te quedan, ni tú los de ellos), él, por la pena y el dolor que sentía al ver sufrir tanto a la madre como a su pequeña, le dijo que le quedaban a penas unos días, cinco para ser exactos; la madre entonces hizo que su hija tuviera los mejores cinco días de su vida, pero nunca nadie supo qué fue del doctor. Algunas personas dicen que el gobierno lo tiene y que lo torturan cada día, otras personas creen que murió... tomas el metro para ir al centro y ves que todas las personas en él tienen un 0 sobre ellos, pero no puedes decirles nada, esas son las reglas. Volteas a ver a todas partes y todos tienen caras de terror... Se abren las puertas del metro y unas cuantas personas entran. Cierras los ojos y piensas en tu familia, cuando apenas, por los audífonos en tus oídos, escuchas a alguien que grita: ¡BOMBA!

Tal vez si supiéramos cuántos días nos quedan aquí, los aprovecharíamos al máximo; quizá si tuviéramos este poder, no podríamos sobrellevar el dolor por los demás.