Nada(ba)



Despertó de golpe por la pesadilla. Era ya la tercera vez que soñaba que luchaba contra la corriente de un río... río que desconocía si existía debido a sus pensamientos o a sus lágrimas. Le recordaba a aquella vez que casi pierde la vida mientras nadaba, pero su madre le salvó la vida. Se aferró aún más a las sábanas viejas de aquel prostíbulo, haciéndose una pequeña bola para generar calor con su cuerpo. Era como si fuese un cadáver, se lo decía siempre: "no soy nada más que un cadáver esfumándose a la orilla del mar". Cerró los ojos y deseó poder dormir un poco más, tal vez soñar con su madre y cuando era niña, pero todos sus intentos resultaron en vano; cada vez que cerraba los ojos sentía la sensación alarmante de humedad y una fuerza inhumana moviendo sus adentros sin nada que la reconfortara. Se dispuso a salir de ese lugar y despejar su mente. Mientras se vestía y abrigaba, por alguna extraña razón no podía deshacerse de la sensación de estarse congelando. Salió de la habitación y las demás personas del lugar la saludaron y le dijeron el típico "eres lo máximo" que se decían entre todos al despertar. No había cosa más triste que el apoyo sincero en situaciones así, miserables. Se decidió por visitar a su madre, después de todo, hacía meses que no la veía y a lo mejor el sueño era un espejo de la realidad... y ella se estaba hundiendo de nuevo, nadando. Tomó el subterráneo, no era un camino demasiado largo, apenas cinco paradas y tres cuadras a pie. Se detuvo frente a la puerta color caoba y tocó. 

"¿Cómo has estado?" fueron las palabras exactas de su madre. "Bien, todo está bien". Ella siempre hacía eso, el evitar responder sobre ella y en su lugar responder sobre todo en general. Su madre no era ninguna tonta y ya había escuchado los rumores que rondaban las calles. Se limitó a pedirle que no le mintiera, que si era dinero lo que necesitaba, que con gusto la ayudaría, mientras no fuera para hacerse daño. Ambas fueron partícipes de una discusión que se había estado acumulando por bastante tiempo. "No vengo a pedirte dinero, solamente quería verte". Su madre le dijo que ella había sido el tema de conversación, precisamente, de la cena de anoche con la familia entera. Sus tíos decían que era una vergüenza, sus abuelos que era una deshonra para la familia. "¿Y qué dices tú, mamá?" No supo que decir, solo un "creo que deberías irte" se escapó de sus labios. Ella cerró los ojos con fuerza para no llorar, pues creyó entender qué era lo que su madre quiso decir con esas palabras. Se limitó a girarse y decir con un hilo de voz y un suspiro mientras dejaba la que una vez había sido su casa: "yo...nada", fue la última palabra escuchada únicamente por el viento.

Tal vez algunos sueños nos hagan pensar en nuestra vida del pasado, quizá no debamos confiarnos y pensar que podemos traer nuestra vida pasada de vuelta.


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